viernes, 20 de enero de 2012

HOLA

Estos días han estado estresante, realmente no se si alguien valla a leer estas tonterías solo se que es un proyecto que pienso concluir en cuanto lleguen tiempos mas prósperos les prometo que a mas tardar en una semana les tendré mas material

viernes, 13 de enero de 2012

Capítulo 1,1. Un lobo merodeando el bulevar

Una moto de pista recorre presurosa los obscuros parajes de una ciudad que duerme entre las tinieblas de una noche sin luna, su conductor es un joven de larga cabellera ondulante ante el viento, pareciera sentirse seguro en la obscuridad de una ciudad problemática, llena de rostros, colores, sabores, y sonidos, quien sea que lo viera pensaría, que proviene de una época más sencilla, incluso podría afirmarse que a pesar de la escaza edad que refleja tras de su casco polarizado, no ha vivido de manera insensata, mientras tanto en algún lugar de la ciudad, en una casa, en un dormitorio, una joven le echa un vistazo a un antiguo libro, una de esas reliquias que son tan viejas para estar escritos a mano y no lo suficiente para desmoronarse al contacto. Hace muchos siglos atrás se creyó que el séptimo hijo varón de un linaje de guerreros lobo era, por derecho legítimo un hombre lobo de sangre pura, llamado también el macho alfa de la manada, mientras los hermanos sexto y octavo eran betas menormente poderosos, también se llegó a decir que existieron otras subdivisiones, una cuarta y una quinta. La cuarta consistía en que fueran mordidos por un macho alfa o bebiendo del lugar donde hubiese bebido uno,  esto les daba la cualidad de deltas. Con el tiempo los padres dejaron de tener tanta descendencia, con lo cual el linaje de los señores licántropos llego a su fin. Estas palabras leía  Julieta en la comodidades de su recamara, siempre soñando con lobos y envidiando a estos seres mitológicos, siempre soñando, soñando despierta. Ella era una persona no muy normal, su cabello era dorado pero siempre teñido de negro, sus ojos eran azules, pero siempre cubiertos por pupilentes amarillos, su cuerpo era bello. no era delgada pero no era gorda y su rostro parecía el de una fina muñeca de porcelana de esas con las que uno debe tener cuidado para no romper, toda su vida giraba en torno a un mundo imaginario de hadas y dragones, elfos y duendes pero. Jamás hubo un ser tan atrayente para ella como el hombre lobo, con todo el misticismo y las tinieblas de su leyenda. en su desesperación hubiese echo cualquier cosa por la simple habilidad de cambiar sus zapatos por los de alguna persona más interesante, sin embargo era la misma niña tonta e indefensa de Aller, pero ¿cómo culparla?. Quien en su sano juicio no ha pasado esos ratos de hastió y desesperanza. Pues bien Julieta aun debía asistir a la escuela, terminar la preparatoria, obtener un título universitario, y conseguir una vida, así que la mañana del lunes asistió a su preparatoria como cualquier otro día de inicio de curso, no obstante todo era igual los mismos odiosos maestros, los mismos nefastos pretendientes, las mismas amigas con los chismes de siempre, y lo peor el mismo chavo inalcanzable para ella, ¿Raúl? ¿Te sucede algo Julieta? No nada, pues te veo en clases, en su interior pensaba, que tonta he sido, por que le he hablado, no obstante se detuvo al admirar un detalle, le había correspondido el saludo, el, el tipo engreído del salón, el sujeto que a sus diecisiete ya tenía su propia banda de música, aquel que a su corta edad ya tenía un b m doble u convertible y no hablaba con nadie en el salón, las clases comenzaron y el profesor dio un anuncio, muchachos denle la bienvenida a Darío. el viene a estudiar con nosotros este semestre, no es como si la embobada Julieta hubiese prestado atención, ella pasó  el resto del día torturándose con el maldito hubiera y al salir de clase, recogió sus cosas como cualquier otro día, de pronto ahí estaba Raúl con sus ojos azules, cabello dorado, sus grandes brazos y sus espaldas anchas, sosteniendo una roza perfumada para Julieta, ¿quieres salir con migo en un paseo nocturno bajo la luna llena?, sin pensar en sus padres con todo y  lo que dirían, ella aceptó  y se fue con Raúl al antro, por aquellas aterradoras calles del bulevar, y ¿que deseas estudiar?, le pregunto Raúl, ella con un tono indeciso  e incluso pudiendo llegar a incertidumbre, contestó que veterinaria. De ahí que decidiera comentarle su obsesión por los lobos, y cuando más amena se volvía la charla un crujido en la maleza los sobresaltó, un ligero rayo de luz caía entre un par de sauces y de la penumbra que generaban los árboles apareció una criatura aterradora cuyas facciones denotaban una pesada musculatura y un hocico lleno de dientes. Raúl y Julieta corrieron, la bestia tomo a Raúl y lo arrojo entre unos botes de basura, luego se acercó y estaba por morder a Julieta, de pronto la alarma de un carro había sonado, no era más que un activista bandalizando un auto de la perrera, nada usual pero un inmenso monstruo con una boca llena de colmillos tampoco lo era, Julieta volteo y la bestia se perdió entre la bruma que había esa noche fría, Julieta corrió como loca, al darse cuenta había corrido  cuatro calles de menos. Pero valla suerte tenía la pobre Julieta, al atravesar la calle las luces de  una camioneta le impidieron ver y el ruido de un claxon. Toda su vida pasó ante sus ojos, pero no murió. Despertó tranquila cómoda y caliente recostada sobre el sofá de su sala, qué ocurrió, que te fugaste con un chico y estas alcoholizada, ha llegado cargándote hasta la casa, y me vi forzado a echarle a la fuerza, comentó su padre, el padre de Julieta era nada más y nada menos que el sargento primero  del treceavo batallón de infantería Roberto González, a Julieta le importaba nada la reacción de su padre, sintió que su corazón palpitaba a mil por hora o no quizá a mil por segundo, se había enamorado de Raúl su príncipe azul, ¡sí¡ ella Estaba segura ahora: era amor

Al otro día, ella compró un hermoso oso de peluche, lo rocío con el perfume que usaba a diario y se fue a la escuela, allí estaba Raúl sentado dónde siempre, Julieta se acercó, abrió la pesada puerta de metal que llevaba de los corredores al salón de clases y espero un momento sonrojada, todos la miraron, ahí parada con el inmenso oso de peluche, Julieta se armó de valor y se lo entregó a Raúl, muchas gracias este oso es por salvarme la vida anoche, Raúl consternado contesto, ¿de qué hablas?, yo no recuerdo haberte visto anoche, casi pudo haber hielo en la escena, pero tan cálidas carcajadas lo hubieran derretido, Julieta salió llorando y Raúl tras de ella, le tomo el brazo, Julieta no llores piensa de haberlo aceptado, quien hubiera creído la historia, un hombre lobo nos atacó en el bulevar, suena creíble ¿No?.  Yo té lo creo. Contestó Darío quien iba de pasada, y se marchó diciendo, en cuanto a tu padre Julieta un poco de modales no le vendrían mal, mira que ser soldado no le da derecho a apuntarme con su pistola. Julieta lo entendió. Fue Darío. La había llevado a casa esa noche. Fue hasta entonces que Julieta le puso tan solo un poco de su atención, al instante se dio cuenta que no era la persona que esperaba para ella, es decir un tipo de cabello dorado y largo casi tan largo como el de rapuncel, que tenía ojos negros que a su vez estaban ocultos por un par de lentes de botella, tenía un luk roquero y nunca tenía un tema de conversación, Julieta jamás saldría con Darío, mas sin embargo le debía de agradecer lo que hizo por ella, Julieta se dirigió hacia donde estaba Darío, le miro, Darío solo la miraba y seguía tomando tranquilamente su café, sabes quería agradecerte por salvarme la vida, sí de eso no te preocupes lo importante es que estés bien, pero dime que asías parada a media calle. Bueno pues, fue un accidente, Darío la miro al tiempo que degustaba su café, luego camino hasta el final del pasillo y de uno de los contenedores de basura saco el enorme oso que Julieta le había regalado a Raúl, creo que te pertenece y se lo puso en las manos a Julieta, y esta hizo una mueca y murmuro, no lo quiero quédatelo Darío, ¡PERO QUE DICES ES UN HERMOSO OSO!, no lo quiero, Darío sonrió y le acaricio el cabello diciéndole, no te preocupes lo adoptare, pero solo dime una cosa, como se llama, Julieta pensó un momento y recordando  en Raúl contesto, su nombre es lelito, Darío esbozo una sonrisa, y de esta manera termino otro día escolar, Julieta no tenía más que caminar a casa, así que sin oponer demasiada resistencia prosiguió de buena gana, después de todo que más le podría ocurrir, esa semana casi había muerto devorada por un ser que se supone no existe, por poco muere atropellada, fue castigada por su padre, sufrió un desengaño amoroso, fue la burla de todo su salón, y para colmo de males aun tenia tarea, mucha tarea, esa no era la idea de Julieta sobre como divertirse, pero que más le quedaba, así transcurrió la tarde, lenta y aletargada, al caer la noche Julieta deseaba dormir y así lo hizo. Mientras tanto en algún lugar de la ciudad Raúl no dejaba de pensar en lo sucedido, finalmente decidió salir a un bar a embriagarse. Raúl llego a un bar de nombre bar va  y pidió un vaso de vodka tal y como era usual en él, de pronto un hombre de figura imponente de traje rojo,  y sombrero color vino se acercó a Raúl de la banca de al lado y le ofreció, oiga joven quisiera que brindáramos a honor de mi  hermano que cumple años de muerto , Raúl de mala gana se paró de su mesa y chocaron las copas,  y tal como en la vieja usanza unas gotas de la bebida del viejo cayeron en la copa de Raúl, a Raúl esto le pareció desagradable con lo cual dejó la copa en la mesa y se marchó, frustrado su intento de embriagarse, siguió pensando en Julieta, no podía dejar de pensar en ella y en sí era un capricho, subió a su b m w, y se marchó. Así llegó el nuevo día, Julieta se paró y como de costumbre su padre veía las noticias, Julieta. Sí papa, be por eso no me gusta que andes afuera tan tarde, el regente del bar va murió envenenado, aparentemente le envenenaron la copa, ese día fue raro para Julieta, llegó tarde a la escuela pero, ni Raúl ni Darío aparecieron, fue como si se los hubiera tragado la tierra, diana su amiga se acercó y le comento que Raúl se encontraba detenido por ser presunto culpable, de la muerte del regente del bar, en fin de cuentas ese asunto  no le importaba mucho a Julieta, decidió pasar la tarde junto a la calidez de diana, que era una de esas personas que no pueden ni pisar a un insecto sin sentir culpa, era alta, blanca y  un poco engreída, nada especial, en fin. Decidieron que era buena idea ir a ver una película, a Julieta no le costó demasiado trabajo convencer a su papá, y se llevó a cabo el plan de las adolescentes sin mucho problema, al llegar al edificio donde estaba instalado el cine pactaron en común acuerdo ver una película romántica, una de esas donde sale el típico actor de moda típicamente desnudo y las típicas adolecentes típicamente comienzan a gritar, pasaron una tarde muy agradable, salieron con el crepúsculo es decir, esa franja naranja que se be en el horizonte justo al caer la noche, las dos iban caminando en los alrededores del centro, entre los edificios históricos que se encuentran ahí, como portales en el tiempo llevándonos a eras menos civilizadas, de corceles y carruajes, de pronto diana tuvo que atender el llamado de la naturaleza así que entraron en uno de tantos templos que hay en el centro, era una edificación de estilo románico, estaba construido con cantera, la pesada puerta de madera lucía un arco de medio punto clásico de este estilo, entraron, el crucero del edificio era precioso y las naves mostraban alternancia de pilares simples y compuestos, salieron a un pequeño jardín atrás de la iglesia que en sus buenos tiempos había sido un convento y ahí estaba el baño, un pequeño y sucio baño que no tenía nada que ver con la apariencia del lugar, Julieta se quedó esperando, para ella que el estilo arquitectónico, no le importaba en lo absoluto, se sorprendió al ver un guayabo que se encontraba fruteciendo por la estación, siendo que las guayabas eran su fruta favorita, tomó una y se la comió, también llamo su atención. la belleza de las rosas que estaban plantadas en el jardín, estaba a punto de tomar una, cuando. no te parece que si quisieran que las arrancaras no tendrían espinas, un señor salió del patio con una espada y una armadura a la usanza medieval. ¿quién es usted?, contesto Julieta, mi nombre es Escot, era alto, rapado, moreno, su nariz tenía un perfil griego tenía una cicatriz pequeña a la altura de la mejilla izquierda, Julieta se sobresaltó por su apariencia, no te preocupes  estoy vestido así por un torneo de esgrima, que desea, pues tan solo creí que sería una tragedia que arrancaras tan bella rosa, Julieta miró la rosa, se percató de un detalle qué se le avía escapado por la obscuridad del lugar, la rosa estaba manchada de sangre, Julieta miró bien y se dio cuenta de que varias lo estaban, y las ménsulas de piedra que había en el marco de la ventana del templo estaban resquebrajadas como si algo muy pesado hubiera estado apoyado ahí, de pronto diana salió del baño. Julieta se incorporó al verla, quien es tu amigo Julieta, a él es Escot es una especie de caballero y me enseñaba un poco sobre rosas, Escot sonrió, participó en un torneo, pero ya las dos saben mi nombre más yo no sé nada de ustedes, diana lo miraba detenidamente observando hasta el último detalle. Escot ya se había dado cuenta y parecía gustarle, mi coche está afuera podría llevarlas, Julieta sintió un poco de desconfianza, lo siento Escot pero queremos seguir paseando por el centro de la ciudad, Escot se apresuró a sacar un lapicero y una pequeña libreta en la que anotó su número, aquí tienen y se lo entrego a Julieta. Las dos jóvenes se marcharon. Escot se quedó ahí parado pensando, preguntándose si su agitada vida le daría tiempo para cortejar a una dama, en un principio el no deseaba eso de Julieta. el solo quería evitar que Julieta observara la sangre que había en las rosas. Pero después de ver bien a Julieta. Sintió una extraña obsesión por ella, que esa noche no vestía de manera extravagante. Mientras, Julieta y Diana llegaron al punto donde se separaban, cada una tomaba su camino una cuadra antes de llegar al bulevar Martin león, donde Julieta había sido atacada junto a Raúl, y donde había muerto el regente del bar, todo eso en tan solo 4 días. Ella sabía que debía cruzarlo para llegar a su casa, pero una cosa era saberlo y otra diferente querer hacerlo y antes de darse cuenta ahí estaba. Titubeo  un poco y de su bolso tomó su celular y se dio cuenta que era Toda una cenicienta moderna. Temiendo que se rompa el encanto al llegar a su casa después de las 12 para ver la mueca iracunda  de su padre, y un castigo tan legendario, que aria parecer a todas las historias que había leído acerca de malvados  hombres lobo, cuentos para antes de dormir. Se decidió a superar su trauma, se quitó sus pupilentes amarillos y los arrojó en una maloliente alcantarilla, miro los árboles, y temblando de miedo atravesó la calle, hacia el amplio tramo  boscoso, miro hacia los sauces donde había aparecido el monstruo, estaban limpios y tranquilos como si nunca hubiera  habido una bestia asechando en ellos. Luego pasó por la mente a Julieta, y si viniera a buscar alguna huella a plena luz del día, sin darse cuenta, ya había atravesado el bulevar. Y casi sin advertirlo chocó con un señor calvo que vestía un traje entre rojo y color vino, Julieta se disculpó, el señor la miro y se marchó riéndose como un demente. A Julieta este hecho le heló la sangre, pero continuó su camino, y al cabo de un rato las luces de una patrulla le dieron en la cara, no era más que un policía de tránsito  que estaba infraccionando a un joven en su motocicleta, Julieta no presto importancia y siguió caminando,  una cuadra más tarde el joven le dio alcance, Julieta te llevo, Julieta se desconcertó, que, ¿no me dirás que si me corto el cabello ya no me conoces?¿ verdad?, era Darío quien se había cortado el cabello,  y de la camisa de vestir que siempre llevaba, había cambiado por una playera ceñida al cuerpo  y una chamarra de piel, ambas negras. Julieta no pudo evitar sonreír, a pesar de que le gustaba como se veía, ya se estaba acostumbrando al viejo Darío, el la miró y como era usual en él le dijo. Piensas quedarte parada con este frio o quieres que te lleve, prometo dejarte sana y salva antes de las 12, Julieta se montó en la motocicleta de pista que también era negra, Darío le dio su chamarra, ella se sujetó de los anchos hombros de él, y, oye Darío, si Julieta, te puedo decir darí, el muchacho se rió, mejor sujétate, Darío aceleró su motocicleta y tal como lo prometió. Antes de las doce llegaron a la casa, Darío acompaño  a Julieta a la puerta, la madre de Julieta fue quien abrió la puerta, la señora maría que era la madre de Julieta era de las típicas señoras que se alegran si su hija tiene un novio atractivo, por tanto es lógico que se fijara en el físico de Darío, la madre de Julieta lo invito a pasar, pero Darío no creyó que fuera conveniente hacerlo, por lo cual se despidió encendió el motor de su motocicleta y se fue, perdiéndose con lo ultimo que se podía ver de la calle. Julieta sé quedo muy intrigada después de todo el ya sabia todo de ella y ella nada de él. Nada sobre sus padres, amigos, hermanos si es que los había, nada de nada. Pues bien después de una absurda semana de sucesos inexplicables  había llegado el fin de semana. Y Julieta comenzó a hacer sus deberes sin mucho afán, al cabo de un rato había terminado, en ese momento sonó el teléfono de la cocina, Julieta lo tomo para escuchar la voz de una de las secretarias del cuartel para informar que uno de los hombres a cargo de su padre había muerto durante la noche, Julieta le paso el teléfono a su padre quien no tardo en tomar su chaqueta y salir a la calle, Julieta no se preocupo demasiado despees de todo, ella también tenia sus asuntos ya lo había decidido, iría al bulevar a  buscar alguna prueba de el hombre lobo que la ataco, decidió llamar a diana, pero titubeo y colgó luego pensó un momento y busco en su bolsa el teléfono de Escot, también colgó, luego se le ocurrió mirar por la ventana en un ultimo impulso desesperado para ver si como de costumbre Darío aparecía en el momento conveniente, como de costumbre, pero luego de 10 minuto se dio cuenta de lo tonto que era esperar a que Darío saliera de la nada, tomo su celular y decidió llamar a Raúl después de todo también era su asunto, y claro sin dejar de lado que Julieta aun lo odiaba, Julieta recordó que Raül estaba detenido , pero antes de alcanzar a colgar contestaron su llamada, justamente fue Raúl quien atendió su celular, bueno, hola Raúl soy Julieta, que quieres Julieta como es posible que no me odies después de lo que ocurrió, no me importas tu, me importa saber que paso la otra noche iré a buscar pruebas  y a ti también te incumbe ese asunto, esta bien te veré en el sitio del ataque, Julieta llego al lugar y ahí estaba Raül, inclinado observando algo con mucho interés, que es eso le pregunto Julieta, Raül extendió la mano, eran las placas de identificación de un soldado tenían escrito: cabo torres. Mientras tanto estas mismas palabras las pronunciaba un medico forense en la morgue, si indudablemente es el doctor, el padre de Julieta y los compañeros del ahora occiso, miraban con una mescla de tristeza y temor al caído y la manera en que había sido despedazado, el forense tomo sus anotaciones y dirigiéndose al sargento le comento que nunca había visto ese tipo de heridas, pero el no oía nada de lo que el forense le decía, de cualquier manera era asunto de la policía, lo que de verdad le preocupaba era su hija que cruzaba esas calles todos los días. En el boulevard Julieta y Raül seguían examinando el área, Julieta  le pregunto a Raül su opinión sobre las placas, no te preocupes no ahí sangre ese soldado no murió aquí probablemente se le cayeron, dicho esto Raül miro a Julieta y contarle la verdad sobre sus intenciones con diana pero le falto el valor y solo le pidió una disculpa, Julieta; sobre lo que paso en la escuela, pues lo siento, no fue mi intención lastimarte, solo que para serte sincero, no quería que se iniciara un escandalo en la clase, de echo cuando la bestia estaba por devorarte le lance una roca a la espalda, luego el sujeto que ponchaba las llantas del camión del perrero lo distrajo y pues, solo deseó ser tu amigo, julita le metió zancadilla y el chico cayo al suelo, luego Julieta le dio la mano, que te sucede, estas perdonado mientras se reía, Raül no pudo sino reír. Ya sin propósito de investigación recorrían el bulevar, de pronto observaron el  pequeño estacionamiento de una tienda estaba manchado de sangre y acordonado, esa ocena les helo la sangre, ahora estaban seguros, el soldado había muerto, Raül tomo a Julieta quien se había puesto pálida pues la ocena era muy impactante, y decidió llevarla a casa, pero pasaron por un restauran de comida japonesa y Raül tena hambre así que entraron y tan pronto tomaron su orden se sentaron al lado de un joven que comía tranquilamente, y Julieta grito de alegría Darío, el muchacho que efectivamente era Darío se atraganto con la comida y comenzó a ahogarse, Julieta tomo a Darío y empezó  a oprimir su estomago con fuerza, una bella joven se acercó, presiona el diafragma no el estomago, al instante Darío arrojo el bocado, Julieta miro a Darío entre los brazos de la chica y tubo una sensación extraña como si deseara que lo soltara y finalmente así paso, Darío le agradeció sonriente y la chica volvió a su asiento, Julieta se disculpo dramáticamente mientras Raül empezaba  a reír, Darío se molesto un poco, que ocurre con trigo, no es gracioso casi muero, bueno es que me rio porque con amigas como Julieta la muerte es un peligro latente, Darío empezó a reírse y al cabo de un rato los tres se reían, terminada la cena cada quien se fue a su casa y para sorpresa de Julieta Darío vivía en su misma cuadra                         

En busca del lobo perfecto